Lo que era antes una planicie semiárida se convierte en un caluroso desierto. ¡Bienvenidos a Perú!
Es difícil describir el contraste entre el sur de Ecuador y el norte de Perú; casi inmediatamente después de cruzar la frontera, el ambiente cambia y lo que era antes una planicie semiárida se convierte en un caluroso desierto.
Ante este rápido cambio aumentamos el ritmo para acercarnos a la ciudad de Piura. Esta ciudad nos sorprendió por el bullicio que hay en las calles y la cantidad de mototaxis que circulan yendo en todas direcciones y usando el claxon sin importar que encuentren a su paso.
Después de un día de descanso, seguimos el camino al sur por la ruta Panamericana, avanzando unos kilómetros sobre el desierto de Sechura hasta llegar a la pequeña ciudad costera de Huanchaco. Este poblado goza de buenas playas para hacer surf, un bonito malecón y un muelle bastante atractivo, desde donde la gente pesca y pasea por las tardes.
A pocos kilómetros al norte, se pueden visitar las ruinas de la ciudad de Chan Chan, una impresionante ciudadela de 20 kilómetros cuadrados, que fue construida por la civilización Chimú y más tarde conquistada por los Incas. A pesar de que sus construcciones de adobe han sido dañadas por el clima por muchos años, es posible ver templos, casas, murallas, centros ceremoniales y plazas, donde fácilmente se puede imaginar la magnitud del lugar durante su apogeo.
Esta fue una buena parada para introducirnos al Perú, sin embargo nuestra aventura continuaba por el interminable desierto que seguía imponente frente a nosotros.