Su arquitectura y pasado colonial y minero son suficientes para caminarla.
Cuenta la leyenda que la verdadera ciudad de Guanajuato era completamente de oro, pero debido a que fue embrujada quedó convertida en cerros. Cada cien años, una niña aparece en medio de las calles buscando a quien pueda llevarla hasta uno de esos cerros sin voltear hacia atrás. Nadie lo ha logrado. El día que eso suceda, Guanajuato volverá a ser de oro. Mientras eso pasa, la ciudad minera más importante de México tiene otros tesoros culturales que valen la pena ver.
Comienza tu caminata en Jardín de la Unión (entre las calles de San Diego y San Antonio). En la época colonial servía como tianguis y en ocasiones se acondicionaba como plaza de toros. Ahora esta plaza, rodeada de fresnos, se ha convertido en el punto de reunión de la sociedad guanajuatense y durante el Cervantino es un buen punto para escuchar a los músicos callejeros y comprar un dulce de leche.
Puedes sentarte en la terraza de Casa Valadez, (Jardín Unión 3) uno de los mejores restaurantes de Guanajuato, tomar una copa de vino y comer tapas españolas como botana. Es probable que justo en el centro del jardín esté un escenario y algún artista callejero prepare un show para los espectadores que van a Guanajuato en busca de entretenimiento y diversión.
Por la mañana, la mayor parte de las funciones son para el público infantil. En la esquina Suroeste, está el Teatro Juárez, donde se presentan los mejores espectáculos del Festival Cervantino. El edificio, inaugurado por Porfirio Díaz en 1903, fue construido en 30 años y tiene varios estilos arquitectónicos. Es además el punto de partida de las famosas callejonadas, un recorrido nocturno, guiado por algunos guanajuatenses, en el que llevan a los turistas por las calles y callejones de la ciudad tomando mezcal y cantando boleros.
Si caminas hacia el Oeste, sobre la calle Obregón, llegarás a la Plaza de la Paz, un pequeño triángulo junto a la Catedral Basílica, el corazón religioso de una ciudad todavía bastante conservadora. Ahí te abordarán los vendedores ambulantes con pequeñas vírgenes de madera y playeras y gorras del Cervantino. Si te detienes un poco, puedes escuchar a los cuartetos de cuerdas que se ponen a un costado de la iglesia. En los alrededores están las casas de las familias más ricas de Guanajuato, la mayoría se dedican a la minería y tienen negocios de platería.
Camina hacia el Suroeste sobre la Avenida Juárez hacia la Plazuela de los ángeles, puedes tomar un helado y ver las actuaciones de los mimos. Los helados de ahí son famoso por tener sabores inusuales como de chicharrón, tequila, aguacate, pétalos de rosa y camarón, entre muchos otros.
Este es el punto de reunión de los estudiantes y de los enamorados. A sólo una cuadra, hacia el Sur, está "El Callejón de Beso", famoso por su leyenda trágica.
La historia trata sobre Carmen, quien estaba enamorada de Luis, un pobre minero de un pueblo cercano. Al descubrir su amor, el padre de Carmen la encerró y la amenazó con internarla en un convento. Luis se mudó a la casa de enfrente y durante varias semanas se veían a escondidas por la ventana. Cuando el padre se enteró, mató a Carmen, quien cayó sobre las manos de Luis. Ahora es tradición ir con tu pareja y darte un beso en ese lugar.
Si continúas sobre Juárez hacia el Jardín de la Reforma, puedes apreciar la serie de columnas y ver los espectáculos de capoeira y batucada que se montan por el Cervantino. Tal vez se te antoje comprar una de las jícamas con chile que venden los ambulantes de la zona. Si caminas a lo largo de una fila de columnas clásicas, llegarás a la Plaza San Roque, donde se representan obras de teatro y espectáculos callejeros. Muchos de los guanajuatenses se disfrazan en estas fechas y hacen performance para los turistas a cambio de unas monedas.
A lo largo de Juárez hay una serie de joyerías. Guanajuato es un lugar perfecto para comprar plata, aunque hay que tener cuidado porque algunos venden alpaca en lugar de plata. Cerca de Plaza San Roque está la Plazuela San Fernando, aquí normalmente hay conciertos durante el Cervantino, desde reggae hasta heavy metal. Para descansar un poco puedes tomar un café en La Oreja de Van Gogh. En caso de que no haya ninguna actividad, es el lugar perfecto para leer un poco y relajarte, ya que es una zona muy tranquila. Estos tres espacios se unen por el Noroeste sobre Juárez.
Más hacia el Oeste está el famosísimo Mercado Hidalgo. Además de ser un excelente ejemplo de la arquitectura porfiriana es una aventura de olores, colores y sabores, donde conviven los rostros del México mestizo que nunca niegan el arraigo de su tradición. La comida es la mejor y si estás ahí tienes que probar las enchiladas mineras, que están hechas con una salsa de chile, puya, cebolla y tomate. Puedes pasar horas perdido en el mercado probando los licores de sabores.
Una cuadra al Norte, está la Plaza Alhóndiga, es un espacio vacío con muchos escalones que llevan a la Alhóndiga de Granaditas, donde fueron colgadas durante nueve años y ocho meses las cabezas de los héroes de la Independencia de México, Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez, como escarmiento para quienes se rebelaran ante las fuerzas españolas. Antiguamente, la Alhóndiga era un almacén de grano, ahora es un museo.
Al salir de ahí puedes caminar hacia tu derecha sobre la calle 28 de septiembre hasta llegar al Museo Diego Rivera. La casa del muralista mexicano fue convertida en un museo que ahora alberga entre 70 y 80 de sus pinturas, incluido un desnudo de Frida Kahlo. En el piso de arriba se exhiben también los trabajos de otros artistas mexicanos contemporáneos.
Caminando sobre la misma calle, llegarás a la Universidad de Guanajuato, una de las mejores escuelas mexicanas para la música, el teatro y la ingeniería minera. Sus murallas se ven casi desde cualquier parte de la ciudad. En su tiempo, su arquitectura fue muy controversial, debido a que fue construida como una nave industrial. Si das vuelta a la derecha, puedes pasar por la Plaza del Baratillo con su fuente florentina. Ahí normalmente, venden artesanías y collares, además podrás comprar los dulces tradicionales conocidos como charamuscas.
Si giras a la derecha y caminas una calle hacia el Sur, puedes volver al Jardín de la Unión, donde empezó tu recorrido. Después de tanto andar es justo ir por unos tragos o a bailar un poco. La mejor opción está a sólo unas cuadras sobre la calle de Sopeña, en el número 34. Se trata de El Bar, un lugar perfecto para bailar y disfrutar del ambiente del Cervantino. Aunque en estas fechas, en cada rincón de Guanajuato hay fiesta y diversión continua.