Con un sistema hidráulico que ‘compite con los estándares modernos’, Mohenjo Daro fue una de las ciudades más grandes de la Edad de Bronce.
Así como Mesopotamia nació entre el Tigris y el Éufrates, la cultura del valle del Indo floreció a las orillas del río que lleva el mismo nombre. En un lugar privilegiado del actual Pakistán, fundaron Mohenjo Daro: la ciudad más grande de la Edad de Bronce. Hace más de 5 mil años, logró albergar a más de 40 mil personas.
Junto con su urbe hermana, Harappa, éste es uno de los sitios arqueológicos más extensos de Medio Oriente. Ubicado en la provincia de Sindh, la superficie que abarcan las excavaciones fue designada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1980. A pesar de que tuvo un desarrollo cultural y científico equiparable a Egipto o Mesopotamia, poco se sabe de Mohenjo Daro. Ésta es su historia.
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¿Cuándo fue construido Mohenjo Daro?
Como una de las ciudades más grandes de Medio Oriente en la Edad de Bronce, Mohenjo-daro dominaba un eje entre grandes rutas comerciales y fértiles zonas agrícolas. Extendiéndose a lo largo del río Indo, concentró gran parte de la actividad mercantil, científica y artística de la zona:
«Era un centro urbano que tenía vínculos sociales, culturales, económicos y religiosos con Mesopotamia y Egipto», explica la BBC Irshad Ali Solangi, un guía local que es la tercera generación de su familia que trabaja en Mohenjo-daro.
Antiguamente, Mohenjo Daro contó con un complejo sistema hidráulico. Incluso desde hace 5 mil años, contaban con inodoros y desagüe, que «compite con los estándares modernos», según los describe la AFP. La ciudad alcanzó su auge hacia el año 3000 a.C., y fue desocupada unos 1,300 años más tarde sin razón aparente.
No se volvió a saber de esta civilización hasta el siglo XX, cuando un equipo de arqueólogos encontró los cimientos por primera vez. Fue en 1991, y el Servicio Arqueológico de la India (ASI) «descartó los ladrillos por no tener ningún tipo de antigüedad y el sitio permaneció intacto durante varios años más», documenta la periodista Samantha Shea para la BBC.
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Una ciudad como ‘la que nos gustaría habitar’
Tuvo que pasar un año hasta que un oficial de la institución, R. D. Banerji, encontró una estupa enterrada. Al excavar el lugar, se encontró con una ciudad con una compleja traza urbana. Luego se dieron cuenta de que el sistema sanitario no era un lujo de las clases gobernantes —como sucedía en Mesopotamia y Egipto—, sino que era un servicio más democrático para la población en general:
«Es una complejidad al nivel de una ciudad en la que nos gustaría vivir hoy», apunta Uzma Z. Rizvi, arqueóloga y profesora asociada en el Instituto Pratt de Brooklyn.
Incluso en aquel entonces, los ingenieros del valle del Indo entendieron bien su entorno natural. Por lo cual, construyeron una red de defensa en contra de inundaciones, así como sistemas de drenaje para protegerse de los desbordamientos del río. Incluso en la actualidad, cuando las lluvias son más intensas, este mismo sistema contribuye a que las ruinas se mantengan en un buen estado de conservación.
No sólo eso: Mohenjo Daro se convirtió en un referente para el comercio de figurillas, cerámica y joyas, según se han encontrado en las excavaciones de la ciudad. Se sabe que muchas de ellas venían desde Asia central y Oriente Medio. En la actualidad, el centro arqueológico se ubica a unos 425 kilómetros al norte de Karachi, la capital original de Pakistán.
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