Investigadores encontraron cristales fotónicos en vidrio romano del siglo I, una tecnología con varias aplicaciones en la actualidad.
Recientemente fue publicado un estudio en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) realizado por investigadores de la Universidad de Tufts. En este, los expertos informan sobre el descubrimiento de cristales fotónicos, disposiciones ordenadas de átomos que filtran y reflejan la luz de formas muy específicas, en vidrio romano del siglo I.
Este hallazgo es de suma relevancia porque presenta un tipo de tecnología con múltiples aplicaciones en la actualidad. Así es, los cristales fotónicos pueden usarse para facilitar guías de ondas para comunicaciones ópticas muy rápidas en ordenadores y a través de Internet, según se reporta en un comunicado.
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Los autores del estudio llegaron a esto por casualidad, cuando estaban de visita en el Centro de Tecnología del Patrimonio Cultural del Instituto Italiano de Tecnología (IIT, por sus siglas en inglés). Allí, se encontraron con un vidrio recuperado cerca de la antigua ciudad de Aquileia, Italia. Les llamó la atención este pedazo por su singular brillo.
¿Cómo se formaron las estructuras?
El equipo que llevó al estudio este vidrio, que tras los análisis químicos se dató entre el siglo I a.C. y el I d.C., con origen en las arenas de Egipto, descubrió que estaban ante la nanofabricación natural de cristales fotónicos.
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«Es realmente sorprendente que tengas un vidrio que ha estado en el barro durante dos milenios y acabes teniendo algo que es un ejemplo de libro de texto de un componente nanofotónico», dijo en el comunicado Fiorenzo Omenetto, profesor de ingeniería de la Universidad de Tufts y coautor del estudio.
Según los responsables del estudio, estas estructuras debieron formarse durante un mencanismo que tomó siglos de mucha paciencia. Sería algo similar a un proceso de corrosión y reconstrucción.
«La arcilla circundante y la lluvia determinaron la difusión de minerales y una corrosión cíclica de la sílice del vidrio. Al mismo tiempo, el ensamblaje de capas de 100 nanómetros de grosor que combinan la sílice y los minerales también se produjo en ciclos. El resultado es una disposición increíblemente ordenada de cientos de capas de material cristalino».
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