La limpieza de un retablo, en Chiapas, permitió localizar una inscripción del siglo XIX, cuando la entidad aún pertenecía a la Capitanía General de Guatemala.
Los sismos de 2017 han revelado una serie de historias, ocultas dentro de muchos bienes culturales, que habían esperado siglos para ser registradas. Este es el caso del Templo de San Felipe Ecatepec, ubicado en los alrededores de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México.
Ya que, el retablo principal tuvo que ser atendido bajo la supervisión de la Secretaría de Cultura, por medio del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la Sección de Conservación del Centro INAH Chiapas.
En este altar, el sismo del 7 de septiembre de 2017 causó un movimiento en la estructura de madera que lo soporta, misma que requirió renivelarse.
Otro efecto del fenómeno natural fue la gran cantidad de polvo que cayó desde la techumbre hacia la parte alta y el reverso del mismo.
Por lo que, durante la detallada limpieza a la que fue sometido el retablo principal entre agosto y diciembre de 2019, restauradores accedieron por medio de un andamio a la parte superior de este ornamento barroco –de 6.95 metros de largo por 8.80 de alto–, e ingresaron a los bastidores de la pieza.
Ahí descubrieron una inscripción detrás de una pintura dedicada a San Francisco de Asís.
El texto explica que “siendo Cura desta parroquia el Reberendo Padre Predicador Frai José Ramón Péres. Se hisieron estas Ymagenes y se doró este Retablo, y Concluyó el 29 de Disie del año 1813, Juan Aguilar” (sic).
Esta fecha, apunta el restaurador Iván Gómez Murillo, quien encabezó al grupo de cinco especialistas que intervinieron el bien histórico, no solo parece aclarar la época en que se creó el conjunto pictórico del retablo –compuesto además por dos imágenes escultóricas: una de la Virgen María y otra de San Felipe Apóstol–, sino que también abre nuevas líneas de investigación acerca del devenir de estos elementos de culto en la región.
Lo anterior, agrega, es valioso considerando que en México existe cantidad de objetos patrimoniales de los cuales no se tienen registros de sus características físicas, historia o estado de conservación.
Por lo que, solo pueden identificarse y atenderse tras el paso de eventos como los sismos de 2017.
San Felipe Ecatepec es ejemplo de ello, señala al coincidir con Haydeé Orea, restauradora del Centro INAH Chiapas y supervisora del proyecto, toda vez que permite indagar cómo funcionaba la retablística en territorios como el chiapaneco, el cual, cabe recordar, perteneció a la Capitanía General de Guatemala hasta la segunda década del siglo XIX.
Lo que antiguamente sucedía era que, cuando un templo opulento se remodelaba, vendía los bienes muebles que sustituía, enteros o en partes, a santuarios más pequeños y de recursos más limitados.
Así fue como San Felipe Ecatepec, en San Cristóbal de las Casas, se hizo de su retablo principal y de otro más compacto –de 3.4 metros de largo por 5.7 m de alto–, pero con mayores decorados en hoja de oro, consagrado a San Antonio.
En total, este templo de nave rectangular, el cual lo fundaron los dominicos y luego lo cedieron a los franciscanos, según acreditan dos escudos de dichas órdenes colocados en la parte alta de su retablo central, acumuló cinco de estas importantes tallas que lucen hasta el día de hoy.
Los cinco retablos ubicados en la nave fueron fumigados y limpiados por los restauradores.
Asimismo, reconocen el trabajo de otros especialistas como arquitectos o fotógrafos. Ellos también tomaron parte en el proyecto, a la par que los profesionales que elaboran y tramitan los expedientes por medio de los cuales se obtienen los recursos para estos trabajos de recuperación del patrimonio.
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Este artículo es una recopilación de material publicado previamente por el INAH.