La arqueología glaciar crece rápidamente y sigue mostrando al mundo los tesoros mejor preservados de los que hay constancia.
Cuesta trabajo creer que el deshielo producido por el aumento de la temperatura terrestre deje algo provechoso. Sin embargo, para los arqueólogos, esta problemática global ofrece una oportunidad para conocer un pasado excepcionalmente preservado. La llaman «arqueología glaciar» y es un campo científico relativamente nuevo que ya ha dado algunas sorpresas.
Arqueología glaciar y los tesoros congelados
Incluso con los efectos del cambio climático se calcula que alrededor del 10% del planeta está cubierto de hielo glaciar. El derreteminiento ha derivado en la exposición de una amplia gama de tesoros arqueológicos, como cuerpos, virus y todo tipo de artefactos.
El proceso natural en el cual quedaron atrapados estos objetos hace que los arqueólogos no tengan que preocuparse por la descomposición. En consecuencia, estos registros del pasado resultan sumamente valiosos.
Desde 2011 existe el Programa de Arqueología Glaciar. Su inicio vino motivado por el descubrimiento de un zapato de la Edad de Bronce que, se cree, fue fabricado con piel de reno. El suceso tuvo lugar en un lago de Noruega.
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Hacia los comienzos de este importante proyecto arqueológico, la mayoría de los hallazgos eran principalmente de la Edad de Hierro y la Edad Media, de hace 500 a 1500 años. No obstante, la marca ha ido todavía más atrás en años recientes, puesto que el deshielo sigue.
“Ahora el hielo se ha fundido hasta la Edad de Piedra en algunos lugares, con piezas de hasta seis milenios de antigüedad”, dijo Lars Holger Pilo, codirector del Programa de Arqueología de Glaciares, a The New York Times. “Estamos retrocediendo en el tiempo a gran velocidad”.
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De acuerdo con el artículo citado, para 2021, el Programa de Arqueología de Glaciare ya había recuperado 3 mil 500 artefactos. En este sentido Noruega está a la cabeza, dado que ese país posee más de la mitad de los hallazgos prehistóricos y medievales procedentes del hielo.
El mayor hallazgo
Aunque en 1991 la arqueología glaciar no estaba todavía constituida, el mayor logro de la disciplina ocurrió en aquel año. Se trató del descubrimiento de Ötzi, un ser humano prehistórico que se calcula vivió en el cuarto milenio a.C.
Lo anterior es, en efecto, el más grande orgullo de la arqueología glaciar, pero no el único. Por mencionar más, se puede recordar la vez que, en 2018, se encontró un potro de 42 mil años de antigüedad, con orina en la vejiga y sangre líquida en las venas.
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